Después de una misión en la que expuso a uno de los miembros de su equipo como traidor, el Navy SEAL, Alex Vale, sólo quiere estar solo para procesar lo que salió mal. Pero cuando llega a casa, está todo menos solo.
Su ex novia, Soledad Hayes, está en su casa y... ¡sorpresa! Está de parto. De su hijo.
Alex nunca abandonaría a su hijo como lo hizo su propia madre, así que jura estar ahí para su hijo, Luke. Si eso significa invitar a Soledad y al bebé a vivir con él hasta que ella pueda permitirse un lugar propio, que así sea.
No puede arriesgarse a entregarle a Soledad su corazón, pero sigue preocupándose por ella.
Pero poco después de que Soledad y Luke vuelvan a casa, Alex se entera de que el SEAL al que expuso está dispuesto a vengarse. El lugar más seguro para Soledad y Luke es lejos de él, aunque ella nunca le perdonará que la haya alejado de nuevo.
Soledad creció con la enseñanza de que las mujeres Hayes estaban malditas en lo que respecta a los hombres, y ella no era diferente. Enamorarse de Alex había sido un error. Peor aún, no puede dejar de pensar en los tres como una verdadera familia, preguntándose cómo sería si Alex se quedara a largo plazo.
Después de todo, fue su negativa a comprometerse lo que provocó su ruptura en primer lugar.
Puede que Alex le caliente la sangre y haga cantar a su corazón, pero está convencida de que también la dejará. Soledad aún lo ama, pero eso no significa que él la ame lo suficiente como para quedarse. Aunque ella esperaba -engañosamente- que esta vez sería diferente, que la maldición se rompería.
A Alex le costará enfrentarse a sus peores temores... pero tal vez pueda finalmente revertir la maldición de las Hayes, superar sus propios demonios y ganar el corazón de Soledad para siempre.
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