Cara.
Encontré el lugar perfecto para vender mis pasteles para la recaudación de fondos de mi escuela: justo en medio de la comunidad cerrada más exclusiva de la ciudad.
Eso tiene todo que ver con dónde está el dinero, y probablemente nada que ver con el hecho de poder ver al guapísimo mejor amigo de mi padre, Michael.
Michael.
No recuerdo cómo acabé siendo el encargado de la asociación de propietarios, pero realmente me importa una mierda que una rubia guapa quiera vender pasteles en mi calle para recaudar fondos para el preescolar local.
Cuando descubro que la rubia guapa es la hija de mi mejor amigo, tengo que hacer cumplir las normas para que Cara se vaya.
Lejos, muy lejos, antes de actuar según mis sentimientos. Porque mis sentimientos están mal... ¿verdad?
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