Freya de Moray es muchas cosas: miembro de la orden secreta de las Mujeres Eruditas, hija de una nobleza deshonrada y acompañante que vive bajo un nombre falso. Lo que no es, es ser indulgente. Por eso, cuando el Duque de Harlowe, el hombre que destruyó a su hermano y provocó la caída de su familia, aparece en la fiesta de la casa de campo a la que asiste, hace lo que cualquier mujer sabia haría: empieza a planear su venganza.
Christopher Renshaw, el duque de Harlowe, está siendo chantajeado. Con la intención de mantener sus secretos a salvo, acepta asistir a una fiesta en una casa donde pondrá fin a esta coacción de una vez por todas. Hasta que reconoce a Freya, disfrazada entre los asistentes a la fiesta, y se da cuenta de que sus problemas no han hecho más que empezar. Freya conoce todos sus pecados, pecados que él preferiría olvidar. Pero también es ardiente, atrevida y sensual, una tentación a la que él no puede resistirse. Cuando
queda claro que Freya está en grave peligro, él lo arriesgará todo para mantenerla a salvo. Pero primero, Harlowe tendrá que ganarse la confianza de Freya por todos los medios.
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