Kyle.
Problemas.
Eso es todo lo que soy para la gente de esta ciudad. Siempre están esperando que cometa un error para demostrar que tienen razón. Pero yo me conformo con mantenerme al margen y ocuparme de mis asuntos para sobrevivir a mi último año en el instituto Wyachet.
Entonces, una lluviosa mañana de lunes conozco a un sucio rubio con gafas. Un primer encuentro confuso se vuelve incómodo, pero dura poco ya que James Warner tiene una manera de tranquilizarme.
El señor Warner, debería decir.
Profe.
Un nerd torpe con tendencia a introducir a Milton y Shakespeare en la conversación, es una mezcla peculiar de encanto, ingenio, vulnerabilidad y protección.
La curiosidad lleva a la intriga, que lleva a... ya no sé. No pasa un día en clase en el que no me sorprenda admirando la forma en que rellena una de sus ajustadas camisas abotonadas... esperando captar su mirada en el momento justo... preguntándome si se muerde el labio después de un chiste malo sólo para hacerme perder la maldita cabeza.
Nunca he estado así por un chico... y a él nunca le han gustado los chicos.
¿Qué estoy haciendo enamorado de mi profesor heterosexual? ¿Y por qué es que, cuanto más tiempo pasamos juntos, más siento que algo entre nosotros está cambiando?
No, no es posible, y aunque lo fuera, tiene demasiado que perder.
Es un problema con P mayúscula. Nunca podríamos cruzar esa línea.
No lo haremos. No podemos. No deberíamos.
Pero si pudiéramos...
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