Lorenzo.
Kya Caruthers sería el nuevo y brillante juguete que me llevaría a casa para jugar. Mis hermanos y yo nos criamos en un mundo de lujuria y codicia. Los hombres tenían el poder y las mujeres obedecían. Las tomábamos, las entrenábamos y las vendíamos. Todas tenían un precio, y las que no lo tenían podían ser golpeadas hasta la sumisión. Las mujeres eran mi trabajo. Una forma de ganarse la vida muy lucrativa. En una noche cualquiera, tenía mi selección de esclavas. ¿Por qué querría quedarme con una para mí? Y entonces la conocí.
Kya.
Mi vida transcurrió en las sombras, escondiéndome de todo. Ni siquiera podía mirarme al espejo sin que me recordaran lo defectuosa y decepcionante que era. Ser invisible era mejor que ser visto. Pero él me vio. El diablo con una bonita máscara me encontró y me mostró que los monstruos que había debajo de mi cama no eran a los que debía temer.
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