Él pensaba que había perdido su mundo...
Ella estaba allí para recoger los pedazos...
Alex.
Yo era el presidente de un pequeño MC, el Wings of Diablo MC. Mi palabra era ley y tenía un grupo de hombres que arriesgarían sus vidas si se los pidiera. Lo hice, y me equivoqué. Estaba cegado por mi orgullo. No pude ver que estaba sobrepasado y que la arrogancia era suficiente para costarme todo. Mi club. Mi hermano. Mi Laura... se han ido.
Mikki.
Lo maté. No fue mi intención, él estaba detrás de mí y yo estaba muy asustada. Pensé que era uno de los matones de Vilanuevas y no iba a regresar al infierno del que acababa de escapar. Nunca. Casi lo dejo allí mismo en ese callejón cuando me di cuenta de que no estaba muerto, pero algo en su voz y el nombre que pronunció en voz baja en su camino hacia las puertas de la muerte me detuvo en seco. Tenía que ayudarlo. Tenía que devolverle la vida a este hermoso hombre torturado y sin alma.
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