Nunca en mis treinta años pensé que mi nueva normalidad sería un trabajo como asistente de un coleccionista de almas, un esclavo en realidad, donde ayudo a acumular almas de los miserables mortales que se las venden. El demonio cree que puede controlarme, pero planeo hacer las cosas de manera diferente... a mi manera. Pero todos sabemos que nunca es tan fácil o tan simple, especialmente en mi vida.
Sorprendentemente, las cosas empiezan bien. ¿A quién estoy engañando? El trabajo no resulta ser lo que pensé al principio. Es peor. Mucho peor. Y antes de que me dé cuenta, estoy en agua caliente sin una salida fácil.
Si eso no es lo suficientemente malo, el coleccionista de almas me está ocultando algo que podría hacer o deshacer el trato que hice con él. Algo, si se descubre, que podría cambiarlo todo...
Es hora de subirme las bragas de niña grande, beber un poco de vino y hacer las cosas a mi manera. Si no me mata primero.
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