Brittany.
Todos mis sueños y deseos me fueron robados en un abrir y cerrar de ojos.
Al despertar en medio de una pesadilla, me doy cuenta de que he sido vendida como un animal para ser estudiada y disecada en nombre de la ciencia. La tragedia me golpea, dejándome abandonada y enferma. Estoy a punto de dar mi último aliento, cuando unos fuertes brazos me sacan de la oscuridad.
Pensé que era una bendición que me encontrara el hombre verde que había perseguido mis sueños. Me permití creer, sólo por un momento, que podría encontrar un pequeño trozo de felicidad en este mundo desconocido. Pero, ¿qué dice el viejo refrán? “¡No cuentes tus pollos hasta que salgan del cascarón!”
Un parásito chupasangre me está comiendo viva, literalmente, y pase lo que pase, no voy a sobrevivir a esta historia de terror. Mi cuerpo me está fallando. Le ruego que me deje ir; sólo quiero que el dolor se detenga, pero no me escucha. Me sujeta y lucho débilmente contra su inmensa fuerza, ahogándome mientras la sangre llena mis pulmones, cuando ya no puedo luchar más, la Muerte abre sus brazos y me invita a entrar.
XuL.
Mis rasgos duros y brutales han disuadido a todas las hembras, sin importar la especie. Anhelo la compañía y el amor. Entonces la encuentro, mi Kismet, la única hecha para mí. La única cosa preciosa que adoraría por encima de todas las demás. Pero el destino es cruel, especialmente para un macho como yo.
Me veo obligado a destruir el frágil vínculo que se ha formado entre nosotros, ya que tengo que tomar la decisión más difícil de mi vida. Una que me hará perderla de cualquier manera. Sujeto su pequeño cuerpo, que se debate contra mí, y las lágrimas corren por mi cara mientras me suplica que pare. Mi corazón se rompe al ver cómo la luz abandona sus hermosos ojos. Tras su último aliento, juro que ni siquiera la muerte podrá retener lo que es mío.
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